Grupo Aseguranza

Crédito y Caución e Iberinform han publicado la oleada de otoño del Estudio de la Gestión del Riesgo de Crédito en España, en el que han participado los gestores de cerca de 600 empresas de todos los tamaños y sectores. Entre las principales conclusiones destaca que el impacto de la morosidad sobre el tejido empresarial se ha mantenido a lo largo de 2024 en niveles muy elevados. Al respecto, un 53% de las empresas españolas consultadas afirman que sufren el impacto negativo de la morosidad en su cuenta de resultados y un 9% que corren el riesgo de cerrar por el impacto de los impagados, lo que supone cerca de 130.000 firmas, si se extrapola este dato con el número de empresas activas que publica la Seguridad Social.

También se extrae que el 46% de las firmas españolas reconocen que afrontan pérdidas de ingresos significativas a causa de la morosidad. En un contexto de con tipos de interés aún elevados, el retraso en el pago de los clientes también provoca que el 22% del tejido empresarial registre un incremento de sus costes financieros. El 18% tiene que frenar su expansión comercial y el 14% se ve obligado a limitar sus nuevas inversiones.  

Encuentro con Draghi

Por otra parte, Crédito y Caución ha promovido un encuentro privado entre el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, y algunas de las principales empresas españolas y portuguesas asistentes al World of Business Ideas que se celebra en Madrid. El también ex primer ministro de Italia ha estado acompañado por la directora regional de la compañía en España Portugal y Brasil, Marta Nodal.

Recientemente, ha presentado un informe sobre el futuro de la Unión Europea, que ha puesto el foco en la necesidad de aumentar la productividad de las empresas europeas para garantizar su acceso futuro a los mercados e impulsar el crecimiento. El informe identifica 3 grandes áreas de actuación: cerrar la brecha de innovación con Estados Unidos y China, especialmente en las tecnologías avanzadas; establecer un plan conjunto de descarbonización que permita afrontar, a través de las energías renovables, la falta de gas o petróleo en Europa; y asegurar y rediseñar las cadenas de suministro reduciendo las dependencias de terceros de materias primas o tecnologías digitales críticas. La ejecución de este plan exigiría inversiones anuales cercanas a los 800.000 millones de euros y una mayor coordinación en Europa a través de instrumentos de financiación comunes capaces de atraer inversores de todo el mundo.

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