Igrea está alerta ante un posible endurecimiento del mercado asegurador en los próximos meses
Igrea ha organizado con sus socios un programa de sesiones de trabajo con el objetivo de definir un "marco de entendimiento y posible actuación ante la respuesta del mercado asegurador" ante la crisis sanitaria. Las distintas gerencias de riesgos y seguros se enfrentan a una situación delicada ante la crisis del Covid-19 y la incertidumbre sobre el nivel de protección que las empresas puedan tener (o no) a través de las pólizas de seguro que tienen contratadas.
En primer lugar, Igrea quiere señalar su preocupación por la incertidumbre sobre la magnitud del impacto económico que van a sufrir las empresas y sobre la naturaleza de las reclamaciones que las empresas van a recibir de terceros y de grupos de interés. Así mismo, es importante considerar que el impacto del Covid-19 depende de cada industria por la naturaleza de la actividad y consecuentemente, la interpretación de transferencia de los riesgos del Covid-19 al mercado asegurador puede diferir, señala.
Posición conservadora del mercado asegurador
En líneas generales, Igrea considera que el mercado asegurador, ante la situación de incertidumbre, está adoptando una posición conservadora. En general, el apetito para la suscripción de nuevos riesgos se ha reducido. Si bien es cierto, la situación del mercado asegurador antes de la crisis del Covid-19, mostraba claros síntomas de endurecimiento, el Covid-19 no ha hecho más que reforzar la tendencia del mercado asegurador hacia la limitación de capacidad y endurecimiento de términos de cobertura y de precio.
Los ramos que están mostrando mayores síntomas de endurecimiento y que están dificultando las renovaciones de los contratos de seguro son las Líneas Financieras (D&O, PI, Cyber, en las que se constata el temor de los aseguradores a que la gestión del Covid-19 pueda dar lugar a reclamaciones en un futuro) así como Crédito y Caución (por la gran amenaza de insolvencias por la parada brusca de actividad decretada por las autoridades en casi todo el mundo) y Terrorismo. En estas líneas se constata ya una importante reducción de capacidad y los mercados están limitando las coberturas e incorporando exclusiones en las renovaciones de los contratos.
Para el resto de líneas, como pueden ser Daños o RC general y patronal, aunque la influencia del Covid-19 no sea todavía clara, la propia situación previa del mercado asegurador está motivando renovaciones de los programas de seguro con incrementos moderados para actividades con buenos resultados de siniestralidad (ente un 5% - 10%) y con incrementos más sensibles para aquellos con peores resultados de siniestralidad (entre el 20% y el 50%).
Adaptar las primas al riesgo
Por otro lado, desde Igrea se pide que para ciertas líneas, como pueden ser RC General, a consecuencia de las medidas adoptadas por las autoridades gubernamentales sobre el confinamiento de la población y paralización de la actividad económica, las compañías aseguradoras deberían adaptar las primas a las circunstancias de riesgo. Durante el período de confinamiento y paralización industrial, los siniestros se van a reducir de forma drástica. En este sentido, Igrea solicita el compromiso del mercado asegurador de adaptar la prima de seguros a la exposición real a través de cláusulas de ajuste o regularizaciones a final del periodo de la póliza.
De igual modo, y dadas las restricciones a la suscripción, el mercado asegurador debe ser flexible a la hora de ofrecer a los asegurados la posibilidad de extensiones y prórrogas de cobertura que expiren en medio de la crisis del Covid-19 cuando sea necesario por dificultades en la renovación.
Los gerentes de riesgos también reflexionan sobre la cobertura de pérdida de beneficios que dependerá de la existencia o no de pólizas o coberturas de Pérdida de Beneficios contingente sin daño material previo, ya que las pólizas de Pérdida de Beneficios convencionales y condicionadas a las pólizas de daños, requieren de un detonante, que es el daño material/físico y el Covid-19, e priori no se clasifica como tal.
En cuanto a las reclamaciones de terceros por contagio, es necesario atender a los distintos wording a efectos de analizar las exclusiones que vienen recogidas sobre transmisión de enfermedades, todo ello sin perjuicio de la necesidad por parte del tercero de demostrar que existe un nexo causal entre el daño personal y el contagio en las instalaciones.
Las reclamaciones de empleados pueden ampararse en la cobertura de Responsabilidad Civil Patronal, pero existe cierta incertidumbre sobre el tratamiento del contagio del Covid-19 como enfermedad común o la posible clasificación como accidente de trabajo. La cobertura dependerá de los wording y de las medidas o decisiones de las autoridades competentes de cada jurisdicción.
Si existe un foco de riesgo importante y que genera una tensión interna en las organizaciones, son las reclamaciones patrimoniales que puedan ejercer los diferentes grupos de interés contra los D&O´s. Es importante considerar que las reclamaciones derivadas directamente de daños personales son una exclusión general de las pólizas de D&O. Si quedarían en principio cubiertas potenciales reclamaciones por perjuicios puramente financieros (pérdida de valor, caídas bruscas bursátiles, etc…) derivadas de la gestión que los equipos directivos realice en relación a la crisis del Covid-19. Por otro lado, parece razonable pensar, siendo la exposición tan elevada, que si hay alto riesgo de que los aseguradores impongan unilateralmente exclusiones en este sentido, Igrea trabajara unida para, en la medida de lo posible mitigar esta circunstancia.