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Esta semana una intensa tormenta ha azotado con fuerza algunos Estados del Golfo Pérsico, registrándose niveles récord de precipitaciones que han llegado a paralizar ciudades de los Emiratos Árabes Unidos y Omán.

Precisamente, Omán es uno de los países más afectados, confirmándose el fallecimiento de al menos 19 personas a causa del temporal. Y Emiratos Árabes Unidos ha sufrido el mayor episodio de lluvias de sus últimos 75 años. Las fuertes lluvias han provocado que el aeropuerto de Dubái, el más transitado del mundo para vuelos internacionales, acabase totalmente inundado, enfrentándose así a importantes interrupciones en el servicio. Pakistán y Afganistán tampoco se han librado de este episodio meteorológico adverso.

Moody's RMS, que está vigilando el suceso, ha recordado que estas inundaciones en el Golfo Pérsico son "un claro recordatorio de que el riesgo de inundaciones es un peligro verdaderamente global". De hecho, esto deja patente que ya no se libra ni el desierto.

Steffi Uhlemann-Elmer, directora de Model Product Management en Moody's RMS, ha explicado que "la escasez de estos fenómenos" en la zona "pone en tela de juicio la falta de concienciación sobre el peligro" antes estos eventos catastróficos y esto conlleva a "una falta de planificación y preparación".

En general, la portavoz de Moody's RMS ha precisado que esta región desértica "es una zona que suele carecer de soluciones para gestionar el riesgo de inundaciones", algo que debe cambiar viéndose estos nuevos patrones meteorológicos.

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