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Finresp llevó a cabo más 12.900 iniciativas educativas en 2023 en temas clave como las finanzas digitales, la ciberseguridad, el ahorro y la inversión responsable, alcanzando un total de más de 3,5 millones de personas formadas a través de alguno de sus 481 proyectos.

Con motivo del Día de la Educación Financiera que se celebra cada 7 de octubre, Finresp quiere insistir en la importancia de la formación financiera en los jóvenes españoles. Los datos muestran que la ciudadanía sigue teniendo dificultades para comprender conceptos financieros básicos y existe, por lo tanto, un amplio margen de mejora en esta materia. Según el último informe PISA, los alumnos españoles de secundaria con resultados excelentes en cuanto a alfabetización financiera está seis puntos por debajo de la media y apenas alcanza el 5%. Por otra parte, entre los adultos, el último estudio sobre competencias financieras de la misma institución muestra que tan solo el 53% de los españoles contestó correctamente cinco de preguntas financieras básicas, frente al 58% de la media de la OCDE.

José María Méndez, presidente de Finresp, ha querido subrayar la importancia de impulsar la formación desde edades tempranas. "Además de continuar aunando esfuerzos desde el sector para mejorar las competencias financieras y las habilidades digitales de la sociedad, es necesario avanzar hacia enfoques más amplios que contemplen la capacitación financiera en los currículos escolares, en colaboración con las instituciones públicas. Fenómenos más recientes como la digitalización, la autogestión e instantaneidad de las finanzas o la popularización de los criptoactivos deben hacernos reflexionar sobre el impacto positivo que la educación financiera puede ejercer sobre nuestros jóvenes".

Sin embargo, la educación financiera no solo es importante de cara a la juventud, sino para el conjunto de la población. Por ello, las organizaciones y entidades representadas en Finresp han consolidado un marco de actuación que va desde el alumnado hasta las personas mayores, que tienen dificultades para adaptarse a cuestiones como la digitalización de las finanzas o necesitan un enfoque específico de cara a la planificación financiera en la jubilación. Otro ejemplo fundamental son los autónomos y pequeños empresarios, que requieren de la formación financiera necesaria para gestionar su actividad profesional de manera adecuada.

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